Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
La gracia se derramó en tus labios;
Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Con tu gloria y con tu majestad.
Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia,
Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Con que caerán pueblos debajo de ti,
Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
Cetro de justicia es el cetro de tu reino.
Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
Desde palacios de marfil te recrean.
Está la reina a tu diestra con oro de Ofir.
Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
E inclínate a él, porque él es tu señor.
Implorarán tu favor los ricos del pueblo.
De brocado de oro es su vestido.
Vírgenes irán en pos de ella,
Compañeras suyas serán traídas a ti.
Entrarán en el palacio del rey.
A quienes harás príncipes en toda la tierra.
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